domingo, 17 de febrero de 2008

107. Tonos de gris inspiran la larga trayectoria de Jasper Johns


“Within”, un dibujo de Jasper Johns inspirado por una obra anterior suya; Johns en 1966

Tomado de The New York Times —El Universo.
Febrero 17, 2008

Por CAROL VOGEL | SAN MARTÍN

Una sola obra de arte cuelga en el hogar caribeño enteramente blanco de Jasper Johns, en San Martín. Es un lienzo de casi tres metros de altura en tres secciones: un diseño de arlequín que desciende en cascada a la derecha, una serie de círculos de colores a la izquierda, y un montaje de pinceladas grises en el centro. Dos tablillas de madera que se traslapan están sujetas a la pintura.

“Realmente no puedes tener arte aquí por el clima”, dijo Johns, de 77 años, que guarda la mayor parte de su colección de arte —obras de Degas, Picasso y Duchamp al igual que viejos amigos como Cy Twombly y Robert Rauschenberg– en la granja y estudio en Connecticut donde vive durante la mayor parte del año. “De alguna forma”, comentó, al inspeccionar la pintura, “la encáustica es impermeable al clima”.

Terminada en 2005, la obra, “Bushbaby”, encierra muchos de los temas familiares de Johns. Está la encáustica, antigua técnica en la que el pigmento es suspendido en cera, lo que le imparte a cada pincelada una materialidad marcada; el diseño de arlequín, una referencia a los primeros maestros modernos como Cézanne y Picasso; las tiras de madera, que introducen un elemento tridimensional a un lienzo plano de allí en fuera; un cordón que cuelga de una tablilla, sugerencia de movimiento; y el color gris, que Johns ha explorado de manera intermitente durante sus casi seis décadas de trayectoria.

Según os curadores , el gris no es sólo un color familiar para Johns, sino la esencia de un largo viaje metafísico, una exploración de “la condición del mismo gris”. Al menos, ésa es la premisa de una extensa exhibición de su obra que abrió recientemente en el Museo Metropolitano de Arte, en Nueva York.

“Sí, el gris ha sido importante para mí”, dijo Johns simplemente, “pero tiendo a no pensar en él como separado del resto de mi obra”.

La respuesta es clásica de Johns. En un paralelo a sus misteriosos grises, que sugieren tanto modestia como una resuelta ambigüedad, Johns parece haber perfeccionado el arte de hablar de su obra sin jamás revelar demasiado.

Durante décadas, su interpretación de banderas y dianas, números y letras —cosas, como ha dicho a menudo, que “la mente ya conoce”— se ha embebido tanto en la psique del arte estadounidense como las latas de sopa de Andy Warhol o las chorreaduras de Jackson Pollock.

Pero hasta que se organizó esta exhibición, su uso del gris no había sido sido el tema de la atención sostenida. La muestra, que hizo su debut en el Instituto de Arte de Chicago, insiste en que finalmente se debe prestar atención a lo que Johns alguna vez afirmó era su “color favorito”.

Durante toda esta trayectoria, él ha impulsado incansablemente su obra hacia lugares nuevos, desde las banderas de los años 50 y los mapas de los 60 hasta el ciclo “Seasons” de los 80, en el que parece manifestarse como una vulnerable figura fantasmal.

En 1980, el Museo Whitney de Arte Estadounidense gastó un millón de dólares en “Three Flags”, en ese entonces el precio más alto jamás pagado por una obra de un artista vivo. En 1988, su pintura “False Start” (1959) se vendió en 17 millones de dólares en una subasta en Sotheby’s. En 2006, el magnate hollywoodense David Geffen le vendió “False Start” a Kenneth C. Griffin, gerente de un fondo de resguardo de Chicago, en 80 millones de dólares.

Así que “False Start” posee el título de la pintura más cara por un artista vivo y es una estrella en la muestra del Met. Una profusión de azules, rojos y naranjas con letras pintadas con plantilla que forman los nombres de colores (entre ellos el gris), contrasta de manera pertinente con la premisa de la exhibición.

La idea de la muestra “Gray” (Gris) se originó cuando Johns produjo un dibujo sin título predominantemente gris, en 2001, que preparó el camino para una pintura grande, en 2002.

Después de que el Instituto de Arte compró la obra en papel, indicó Douglas Druick, presidente del departamento de pintura y escultura europea medieval a moderna del instituto, “nos encantó tanto el dibujo que nos sentimos intrigados respecto a cómo resultaría la pintura”.

Así que él y James Wood, en ese entonces director del museo, visitaron San Martín para ver la pintura, “Near the Lagoon”, que mide casi tres por dos metros y, al igual que el dibujo, fue inspirada por “La ejecución de Maximiliano” de Manet, de 1867-68. El Instituto de Arte terminó comprando la pintura.

“Fue un momento de revelación”, dijo Druick. “Fue entonces que pensamos que al examinar una idea como el gris, podríamos ver toda su trayectoria desde una nueva perspectiva”, agregó.

miércoles, 9 de enero de 2008

106. Generación del Post-Desencanto

Generación Post-desencanto (Ecuador)

De Wikipedia, la enciclopedia libre

Se denomina así a la generación de escritores, principalmente narradores, que nacen en el Ecuador entre los años 1955 y 1970 (siempre en términos aproximados). De alguna manera son los sucesores naturales de los autores de la generación anterior –nacidos entre los años 1940 y 1954-, llamada de la Nueva Narrativa Ecuatoriana, entre los que están: Abdón Ubidia, Javier Vásconez, Jorge Dávila, Raúl Pérez T., Jorge Velasco M. y otros, denominados también Generación del Desencanto, tanto por la novela “La teoría del desencanto”, de Pérez T., como por el filósofo Fernando Tinajero, que califica así a la producción intelectual de ese grupo de creadores.

Vertientes [editar]

Esta Generación Post-desencanto tiene dos vertientes principales y claramente diferenciadas entre sí:

  • 1.- La de los epígonos de la anterior Generación del Desencanto que, como los autores del Desencanto, son narradores que cuentan historias originadas casi exclusivamente en el medio urbano, íntimas o psicológicas, con el uso de recursos vanguardistas como rupturas en la linealidad del relato, monólogo interior, etcétera. Y también tocan temas como el destino de las clases medias intelectualizadas urbanas, marginalidad social o los conflictos de personalidad ligados con la sexualidad (homosexualidad, bisexualidad, relaciones de pareja, etcétera). Entre estos epígonos destacan, por su trabajo de exacto manejo del idioma, Raúl Vallejo (1959), o Lucrecia Maldonado (1962).
  • 2.- Los innovadores, narradores que buscan nuevas formas de expresión, muchos dentro de una perspectiva posmoderna, de ironización de géneros como el fantástico, el policial, el erótico, la ciencia ficción o la aventura. Entre estos últimos destacan Leonardo Valencia (1969), Gabriela Alemán (1968), Leonardo Wild (1966), Santiago Páez (1958), Jorge Queirolo Bravo (1963), Adolfo Macías (1962), Fernando Naranjo (1954), J.D. Santibáñez (1959) o el cuentista Raúl Serrano Sánchez (1962).

Referencias [editar]